Grabar con tu banda en un estudio profesional es una experiencia emocionante que puede marcar un antes y un después en su camino musical. Ya sea que toquen pop, rock, acústico o jazz, una buena preparación no técnica es tan importante como tener buenos instrumentos. Hablamos de actitud, de llegar ensayados (sin perder el buen humor) y de planificar la logística para que, al entrar al estudio, todo fluya. Aquí van unos consejos prácticos para que la sesión en Studio Uno (o en cualquier estudio) tenga resultados concretos, humanos y satisfactorios.

Preparación y atención al detalle

Prepararse bien no es un capricho: es el camino para aprovechar el estudio, grabar con confianza y salir con algo que tenga sentido, profundidad y coherencia con la música que hacen.

Y si además logran divertirse en el proceso, mejor aún.

Actitud positiva y ambiente adecuado

La actitud con la que la banda entra al estudio puede definir el resultado. Es fundamental mantener un ambiente cómodo y relajado: traigan lo necesario para estar a gusto, snacks, agua, café, y tómense pequeños descansos cuando haga falta. Un músico con hambre o incómodo difícilmente dará su mejor toma. Piensen en el estudio como un segundo hogar temporal donde quieren estar inspirados.

Igual de importante es la mentalidad abierta. Hay que dejar el ego en la puerta y estar dispuesto a escuchar sugerencias, ya vengan de un compañero o del productor. La grabación no es momento para terquedades: si al guitarrista le proponen probar otro ampli, o al vocalista otra afinación, dense la oportunidad. Esa idea inesperada podría ser justo lo que faltaba.

No dejen que los nervios arruinen la sesión. Es normal sentir la presión del botón rojo. La clave está en confiar en la preparación, disfrutar, y recordar que si algo sale mal, se repite. Muchas de las mejores interpretaciones surgen cuando el músico deja de exigirse y se permite simplemente tocar.

Preparación vocal e instrumental


Voz: La voz necesita cuidados específicos. Dormir bien, hidratarse, evitar lácteos o fríos, y calentar con tiempo antes de cantar. Entrar en la cabina sin haber calentado es desperdiciar tiempo valioso. Y si hay una parte exigente, prepárala con suavidad antes de lanzarte con todo. Cuida tu instrumento principal.


Instrumentos: Guitarras con cuerdas en buen estado, baterías ajustadas, bajos calibrados, cables y pedales revisados. Y lleva repuestos: cuerdas, baquetas, pilas, fusibles. No subestimen los imprevistos. Además, prueben todo en el local de ensayo: que todo funcione, que no haya ruidos raros, que estén familiarizados con su equipo. Eso también es parte de la preparación.

Logística previa: repertorio, ensayos y tiempos

Repertorio definido: Decidan antes qué canciones grabar. No improvisen el repertorio el mismo día. Y ensáyenlas hasta tenerlas integradas en cuerpo y mente: estructuras claras, cambios definidos, arreglos afianzados. Ensayar como si estuvieran en el estudio ayuda a detectar detalles que necesitan trabajo.

Ensayos con metrónomo: En géneros que lo requieren, practiquen con clic. Les va a ahorrar muchos problemas durante la grabación. En estilos más libres, ensayar juntos mucho sigue siendo la mejor forma de afinar la comunicación musical.

Horario claro y realista: No intenten grabar cinco canciones en un día si saben que les costará llegar a dos. Planeen el día con bloques definidos y también contemplen pausas. El oído y el cuerpo se cansan, y eso se nota en las tomas.

Flexibilidad: Siempre aparece lo inesperado. Una buena sesión necesita espacio para ajustar, corregir o aprovechar una idea que surgió en el momento. No llenen el horario hasta el límite. Dejen aire. El tiempo bien administrado mejora la calidad de lo que se graba.

Relación con el productor e ingeniero de sonido

Antes de la sesión, conversen con quien estará a cargo de grabarlos. Cuenten lo que buscan, compartan referencias sonoras, hablen de lo que quieren lograr. Mientras más claridad haya, mejor podrá prepararse el equipo de estudio.

Durante la sesión, comuniquen lo que necesitan: volumen en monitores, dudas, ideas. Y escuchen lo que propongan desde la cabina. Es una colaboración, no una competencia. El ingeniero no está para evaluar, sino para ayudar a que la música funcione mejor.

Asignen a alguien de la banda como enlace principal para evitar confusiones. No hace falta hablar todos a la vez. Pero todos pueden y deben sentirse parte del proceso.

En el estudio: claridad, ritmo y disfrute

  • Concéntrense en la interpretación, no en la perfección. Una toma con emoción sincera vale más que una técnicamente impecable pero sin vida.

  • Grabando varias tomas tienen más opciones para elegir. No se obsesionen con repetir una parte sin fin. Escuchen, evalúen y sigan adelante con criterio.

  • No deleguen a la mezcla lo que pueden resolver ahora. Tocar bien desde el inicio es la mejor forma de ahorrar tiempo y conservar la esencia.

  • Atiendan a la fatiga: si están empantanados en una canción, cambien de enfoque o tómense un descanso. Una pausa a tiempo puede renovar la energía y la claridad.

  • Disfruten la experiencia. Están haciendo música, en condiciones óptimas, con apoyo profesional. Valoren el momento y mantengan la buena energía entre todos. Eso también se escucha.

Prepararse bien no es un capricho: es el camino para aprovechar el estudio, grabar con confianza y salir con algo que tenga sentido, profundidad y coherencia con la música que hacen.

Y si además logran divertirse en el proceso, mejor aún.

Estamos a disposición para escuchar tu proyecto y tus necesidades y preparar un plan de producción a la medida, atendiendo con calidad y conocimiento cada paso del proyecto musical.